Fue desde la lealtad y el compromiso, enfrentando la claudicación de quienes negociaban con Aramburu o Frondizi los destinos del Peronismo. Fue desde la convicción de que había que pelear contra los enemigos de adentro y de afuera para construir una patria nueva, que la Union Ferroviaria reclamó la primera línea de combate en la Resistencia Peronista para impedir que los gobiernos entreguistas que cambiaban en lo formal, pero en el fondo respondían al mismo proyecto de dependencia que había acordado la oligarquía con el imperialismo. En esa guerra sin cuartel estuvimos, afrontando fusilamientos, cárcel, torturas, despidos y persecución, para evitar lo que Arturo Jauretche llamó "el retorno al coloniaje".
En esas jornadas heroicas de la resistencia, de la toma del frigorífico Lisandro De la Torre, en los planes de lucha de la C.G.T., en los históricos congresos de La Falda, Huerta Grande y Amado Olmos, poniendo el pecho a la represión que fusiló al Gral. Juan José Valle junto a otros civiles y militares en los amargos días de junio de 1956, que nos encarceló a miles de compañeros mediante el Plan Conintes, que se llevó durante 18 años a nuestros mejores compañeros de lucha. En esa historia nos reconocemos, porque los militantes ferroviarios fuimos parte de esa historia junto a nuestro pueblo, desde cualquier parte que nos tocara actuar, con la conducción irreprochable de Juan Domingo Perón.
Todas las instancias de la lucha fueron recorridas junto a la creación de los Comandos de la Resistencia, en la Juventud Peronista , en las "62 organizaciones de pie", en el Sindicalismo de Liberación, en la C.G.T. de los Argentinos y en el Peronismo de Base. Así también, para prolongar la línea histórica que la Union Ferroviaria impuso para que nuestros trabajadores participen en el terreno político, tal como lo pidió el Gral. Perón y lo impuso nuestra querida compañera Evita.
Sólo la larga y cruel noche que soportó nuestro pueblo a partir de 1976 logró que nuestra Agrupación se replegara, al tiempo que la represión se ensañara, una vez más, con nuestros compañeros trabajadores.
Así la dictadura genocida se llevó a muchos compañeros que mantenían su presencia gremial en los puestos de trabajo.
Pero no nos amedrentaron y una vez más dijimos presente en la guerra contra quienes se apoderaron del poder con el objetivo de asesinar a una generación de cuadros dirigentes lúcidos y honestos, al mismo tiempo que profundizaban la entrega del país, empobreciendo a su pueblo y dejándonos a merced de la voracidad financiera internacional. Contra ese proyecto luchamos en miles de combates, acompañando y apoyando a las agrupaciones gremiales en la recuperación de los sindicatos que estaban en manos de los interventores militares y sembrando, junto a muchos compañeros.
LA REALIDAD ACTUAL
Con el difícil retorno a la democracia en 1983, empezó otra etapa para los argentinos. La dictadura nos había dejado atados a una deuda externa que se contrajo ilegalmente y luego se produjeron unos y otros "golpes de mercado" a los que se agregaron como consecuencias de amenazas y chantajes internos y externos las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que entronizaron la impunidad para graves delitos de esa humanidad (1987) y los indultos de 1990, que golpearon definitivamente a la justicia. El modelo consolidado desde la dictadura con el Plan de Martínez de Hoz, que significaba la entrega total del país y sus mayores recursos se concretó en la década en que gobernó Carlos Menem, utilizando al justicialismo y su historia de sacrificios y lucha como pantalla. Así, los planes neocoloniales transformaron un país enorme y rico en recursos humanos y naturales, privilegiado como pocos en una nación devastada. Cada privatización venía acompañada por una promesa de pagar deudas y mejorar la situación del pueblo. Pero era falso. Cada una de ellas fue fruto de la corrupción reinante, para lo cual fueron nombrados jueces que dejaron robar al país con tal impunidad. El caso YPF, Telefónica, Ferrocarriles Argentinos o Aerolíneas, entre otros, nos muestran la dramática realidad del robo de un país que se preparaba para ser una potencia con un marcado desarrollo. El llamado crecimiento de los organismos financieros es el crecimiento de sus ganancias, porque nuestros pueblos son despojados, destruyendo sus avanzadas leyes sociales, que son las que marcan verdaderamente el desarrollo de un país, como sucedió durante los gobiernos de Juan Domingo Perón, donde la industrialización nacional iba de la mano con la justicia social.
Eso es lo que tenemos y vienen por más. Por esta razón, la Agrupación vuelve a ponerse de pie, a exigir la recuperación de nuestro país, de nuestros derechos, de nuestros ferrocarriles.
LA MILITANCIA
La necesidad de recuperar un espacio de reflexión, organización y lucha, base indispensable de la militancia política, da el marco necesario para que el conjunto de los compañeros, genuinamente comprometidos con el Proyecto Nacional y Popular del Peronismo, reconstruyamos este importante ámbito de participación y trabajo que es la Agrupación Ferroviaria “Lealtad” .
La fuerza militante de nuestro proyecto pasa necesariamente por la participación, la mística y la acción. La participación de todos aquellos que con capacidad y honestidad quieran sumarse al proyecto de transformación de nuestros ferrocarriles y nuestra patria. La mística revolucionaria que siempre nos permitió creer en un destino de grandeza para nuestro pueblo, esa mística que lo trajo a Perón, que volteó dictaduras, que recuperó la democracia y que aún en las circunstancias más dramáticas de nuestra historia, con la decisión de recuperar el país junto a la dignidad y el futuro de nuestro pueblo y el convencimiento de que nada está perdido si somos capaces de luchar por nuestra causa, que es la causa del pueblo.
En esas jornadas heroicas de la resistencia, de la toma del frigorífico Lisandro De la Torre, en los planes de lucha de la C.G.T., en los históricos congresos de La Falda, Huerta Grande y Amado Olmos, poniendo el pecho a la represión que fusiló al Gral. Juan José Valle junto a otros civiles y militares en los amargos días de junio de 1956, que nos encarceló a miles de compañeros mediante el Plan Conintes, que se llevó durante 18 años a nuestros mejores compañeros de lucha. En esa historia nos reconocemos, porque los militantes ferroviarios fuimos parte de esa historia junto a nuestro pueblo, desde cualquier parte que nos tocara actuar, con la conducción irreprochable de Juan Domingo Perón.
Todas las instancias de la lucha fueron recorridas junto a la creación de los Comandos de la Resistencia, en la Juventud Peronista , en las "62 organizaciones de pie", en el Sindicalismo de Liberación, en la C.G.T. de los Argentinos y en el Peronismo de Base. Así también, para prolongar la línea histórica que la Union Ferroviaria impuso para que nuestros trabajadores participen en el terreno político, tal como lo pidió el Gral. Perón y lo impuso nuestra querida compañera Evita.
Sólo la larga y cruel noche que soportó nuestro pueblo a partir de 1976 logró que nuestra Agrupación se replegara, al tiempo que la represión se ensañara, una vez más, con nuestros compañeros trabajadores.
Así la dictadura genocida se llevó a muchos compañeros que mantenían su presencia gremial en los puestos de trabajo.
Pero no nos amedrentaron y una vez más dijimos presente en la guerra contra quienes se apoderaron del poder con el objetivo de asesinar a una generación de cuadros dirigentes lúcidos y honestos, al mismo tiempo que profundizaban la entrega del país, empobreciendo a su pueblo y dejándonos a merced de la voracidad financiera internacional. Contra ese proyecto luchamos en miles de combates, acompañando y apoyando a las agrupaciones gremiales en la recuperación de los sindicatos que estaban en manos de los interventores militares y sembrando, junto a muchos compañeros.
LA REALIDAD ACTUAL
Con el difícil retorno a la democracia en 1983, empezó otra etapa para los argentinos. La dictadura nos había dejado atados a una deuda externa que se contrajo ilegalmente y luego se produjeron unos y otros "golpes de mercado" a los que se agregaron como consecuencias de amenazas y chantajes internos y externos las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que entronizaron la impunidad para graves delitos de esa humanidad (1987) y los indultos de 1990, que golpearon definitivamente a la justicia. El modelo consolidado desde la dictadura con el Plan de Martínez de Hoz, que significaba la entrega total del país y sus mayores recursos se concretó en la década en que gobernó Carlos Menem, utilizando al justicialismo y su historia de sacrificios y lucha como pantalla. Así, los planes neocoloniales transformaron un país enorme y rico en recursos humanos y naturales, privilegiado como pocos en una nación devastada. Cada privatización venía acompañada por una promesa de pagar deudas y mejorar la situación del pueblo. Pero era falso. Cada una de ellas fue fruto de la corrupción reinante, para lo cual fueron nombrados jueces que dejaron robar al país con tal impunidad. El caso YPF, Telefónica, Ferrocarriles Argentinos o Aerolíneas, entre otros, nos muestran la dramática realidad del robo de un país que se preparaba para ser una potencia con un marcado desarrollo. El llamado crecimiento de los organismos financieros es el crecimiento de sus ganancias, porque nuestros pueblos son despojados, destruyendo sus avanzadas leyes sociales, que son las que marcan verdaderamente el desarrollo de un país, como sucedió durante los gobiernos de Juan Domingo Perón, donde la industrialización nacional iba de la mano con la justicia social.
Eso es lo que tenemos y vienen por más. Por esta razón, la Agrupación vuelve a ponerse de pie, a exigir la recuperación de nuestro país, de nuestros derechos, de nuestros ferrocarriles.
LA MILITANCIA
La necesidad de recuperar un espacio de reflexión, organización y lucha, base indispensable de la militancia política, da el marco necesario para que el conjunto de los compañeros, genuinamente comprometidos con el Proyecto Nacional y Popular del Peronismo, reconstruyamos este importante ámbito de participación y trabajo que es la Agrupación Ferroviaria “Lealtad” .
La fuerza militante de nuestro proyecto pasa necesariamente por la participación, la mística y la acción. La participación de todos aquellos que con capacidad y honestidad quieran sumarse al proyecto de transformación de nuestros ferrocarriles y nuestra patria. La mística revolucionaria que siempre nos permitió creer en un destino de grandeza para nuestro pueblo, esa mística que lo trajo a Perón, que volteó dictaduras, que recuperó la democracia y que aún en las circunstancias más dramáticas de nuestra historia, con la decisión de recuperar el país junto a la dignidad y el futuro de nuestro pueblo y el convencimiento de que nada está perdido si somos capaces de luchar por nuestra causa, que es la causa del pueblo.
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