Pasadas las 19, en forma sorpresiva, todas las formaciones de la línea Sarmiento quedaron detenidas y muchos pasajeros tuvieron que bajar de los vagones y caminar entre las vías. Otros que estaban en la terminal de Once tuvieron que volcarse a los colectivos para poder regresar al Oeste, lo que generó aglomeraciones, filas interminables, retrasos y fastidio general. Hasta que, poco después de las 20.30, el servicio comenzó a normalizarse.
“Esto sucedió un viernes de noviembre, ¿qué podemos esperar en pleno verano?”, se quejaron los usuarios.
Esta vez, no fue culpa de Trenes Argentinos, sino de un transformador de la subestación eléctrica de Ramos Mejía que dejó sin luz al Sarmiento y a varias zonas linderas. Según explicaron desde Usuarios Organizados del Sarmiento “los trenes chinos precisan mucha más alimentación que los trenes anteriores, y el viernes fue un día en que en muchos lugares utilizaron aire acondicionado, además del consumo normal de electricidad”, lo que generó una demanda excesiva que hizo colapsar al sistema.
“Esto sucedió un viernes de noviembre, ¿qué podemos esperar en pleno verano?”, plantearon los usuarios, quienes, además, se quejaron: “Esto generó que muchas personas debieran bajarse del tren entre estaciones y caminar por las vías ¿Cómo te imaginas caminar por las vías en el soterramiento? ¿Cómo te imaginas quedar sin electricidad a 23 metros bajo tierra?”.
La organización de pasajeros del Sarmiento concluyó con un reclamo: “Mucho más barato y más rápido es arreglar muchas de las cosas que están, siempre y cuando los funcionarios que tienen poder de decisión se decidan a mejorar el transporte antes que priorizar negocios personales o partidarios”.
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