El furor por los créditos que "permiten acceder a un préstamo
(hipotecario) por una cuota similar a la de un alquiler" se tradujo en
la alegría del presidente Mauricio Macri a la hora de anunciar el
viernes último la profundización del programa. Sin embargo, la letra
chica advierte de un gran problema: la inflación.
Estos créditos hipotecarios de bajas tasas de interés fijas y de cuotas iniciales accesibles están indexados por la inflación.
El valor del metro cuadrado de la vivienda a comprar se mide en UVA (Unidad de Valor Adquisitivo), no en pesos. Cada UVA se compone a partir de un coeficiente (CER) que es lo mismo que la medición de la inflación (IPC) del Indec. Luego de obtener el préstamo, el deudor pasa a deberle al banco en UVA y no en pesos. Si la inflación se dispara, la UVA también. Si el salario no acompaña, el tomador del crédito pasa a deber mucho más dinero del que pidió originalmente. Cabe recordar que en 2016 los salarios perdieron 10 puntos con respecto a la inflación y este año el gobierno nacional quiere paritarias menores al 20%, mientras las consultoras privadas que son fuente de información para el Banco Central advierten que la inflación rondará el 25%.
El ejemplo que se puede ver en la página web del banco Santander Río es muy elocuente: un crédito por 1 millón de pesos, obtenido en marzo del año pasado, con un valor UVA de $14,05 y una tasa fija anual del 6,95%, a cambio de una cuota inicial de $7920. Al momento de la toma del préstamo, se le debía al banco 71.174 UVA y 1 millón de pesos. Seis meses más tarde, luego de pagar 3298 UVA (550 UVA por mes), la deuda creció a $1.161.977, la cuota subió a $9080 y las UVA que bajaron fueron apenas 836. ¿Por qué? De las 550 UVA fijas que el deudor debe pagar por mes, más de 400 corresponden a la tasa fija (6,95%) y la cuota pura es de menos de 150 UVA por mes, que es lo que se descuenta del capital prestado.
Nicolás Bridger, economista de consultora Prefinex, explicó a Tiempo que "el riesgo de este tipo de créditos está en si se observa un salto en la inflación y el mismo no está acompañado por una suba similar en los salarios de quien toma el crédito". Bridger opinó que "en un entorno con una inflación decreciente o con tasas bajas, es un mecanismo interesante. Ahora, con las tasas de inflación que hoy existen, si no continúa el sendero decreciente, tiene algunos peligros".
Claudio Lozano, economista y ex diputado nacional por Unidad Popular, puso el foco en dos cuestionamientos: la accesibilidad de los sectores medios-bajos y la sostenibilidad en el tiempo, producto de las posibles consecuencias de la política económica actual. "El gobierno tiene hoy una estrategia económica dependiente de un endeudamiento externo colosal, que está absolutamente afuera de la capacidad de pago futura de Argentina, con lo cual en la práctica avanzamos a una situación de crisis externa en los próximos años, que incluye también al tipo de cambio. En ese marco, la situación inflacionaria y, por ende la de estos créditos, se va a complicar mucho", analizó. Además, "no resuelve el problema del ingreso bajo y no tiene en cuenta que prácticamente la mitad de la población laboral está en negro", concluyó.
El gobierno dice que el valor de la cuota no puede superar el 25% del ingreso del deudor. Pero es relativo. Si la inflación supera por 10 puntos al salario (medido por el CVS) el deudor puede estirar la cantidad de años para amoldar el crédito al ingreso. Pero la extensión tiene un límite del 25% del plazo inicial. A partir de ahí, dependerá de la suerte. Si la UVA no se paga, el banco se queda con la propiedad.
El viernes último, el presidente Macri aseguró: "Estamos haciendo lo que había que hacer y que hace mucho no se hacía y comienzan a llegar los resultados como anunciar créditos hipotecarios a 30 años lo que significa realizar el sueño de muchas familias y gente que espera y cuánto significa para una familiar de tener el techo propio".
Pero la inflación de marzo se habría ubicado en torno del 2,5% según consultoras privadas. Un nivel muy lejos del aumento de los salarios. «
El valor del metro cuadrado de la vivienda a comprar se mide en UVA (Unidad de Valor Adquisitivo), no en pesos. Cada UVA se compone a partir de un coeficiente (CER) que es lo mismo que la medición de la inflación (IPC) del Indec. Luego de obtener el préstamo, el deudor pasa a deberle al banco en UVA y no en pesos. Si la inflación se dispara, la UVA también. Si el salario no acompaña, el tomador del crédito pasa a deber mucho más dinero del que pidió originalmente. Cabe recordar que en 2016 los salarios perdieron 10 puntos con respecto a la inflación y este año el gobierno nacional quiere paritarias menores al 20%, mientras las consultoras privadas que son fuente de información para el Banco Central advierten que la inflación rondará el 25%.
El ejemplo que se puede ver en la página web del banco Santander Río es muy elocuente: un crédito por 1 millón de pesos, obtenido en marzo del año pasado, con un valor UVA de $14,05 y una tasa fija anual del 6,95%, a cambio de una cuota inicial de $7920. Al momento de la toma del préstamo, se le debía al banco 71.174 UVA y 1 millón de pesos. Seis meses más tarde, luego de pagar 3298 UVA (550 UVA por mes), la deuda creció a $1.161.977, la cuota subió a $9080 y las UVA que bajaron fueron apenas 836. ¿Por qué? De las 550 UVA fijas que el deudor debe pagar por mes, más de 400 corresponden a la tasa fija (6,95%) y la cuota pura es de menos de 150 UVA por mes, que es lo que se descuenta del capital prestado.
Nicolás Bridger, economista de consultora Prefinex, explicó a Tiempo que "el riesgo de este tipo de créditos está en si se observa un salto en la inflación y el mismo no está acompañado por una suba similar en los salarios de quien toma el crédito". Bridger opinó que "en un entorno con una inflación decreciente o con tasas bajas, es un mecanismo interesante. Ahora, con las tasas de inflación que hoy existen, si no continúa el sendero decreciente, tiene algunos peligros".
Claudio Lozano, economista y ex diputado nacional por Unidad Popular, puso el foco en dos cuestionamientos: la accesibilidad de los sectores medios-bajos y la sostenibilidad en el tiempo, producto de las posibles consecuencias de la política económica actual. "El gobierno tiene hoy una estrategia económica dependiente de un endeudamiento externo colosal, que está absolutamente afuera de la capacidad de pago futura de Argentina, con lo cual en la práctica avanzamos a una situación de crisis externa en los próximos años, que incluye también al tipo de cambio. En ese marco, la situación inflacionaria y, por ende la de estos créditos, se va a complicar mucho", analizó. Además, "no resuelve el problema del ingreso bajo y no tiene en cuenta que prácticamente la mitad de la población laboral está en negro", concluyó.
El gobierno dice que el valor de la cuota no puede superar el 25% del ingreso del deudor. Pero es relativo. Si la inflación supera por 10 puntos al salario (medido por el CVS) el deudor puede estirar la cantidad de años para amoldar el crédito al ingreso. Pero la extensión tiene un límite del 25% del plazo inicial. A partir de ahí, dependerá de la suerte. Si la UVA no se paga, el banco se queda con la propiedad.
El viernes último, el presidente Macri aseguró: "Estamos haciendo lo que había que hacer y que hace mucho no se hacía y comienzan a llegar los resultados como anunciar créditos hipotecarios a 30 años lo que significa realizar el sueño de muchas familias y gente que espera y cuánto significa para una familiar de tener el techo propio".
Pero la inflación de marzo se habría ubicado en torno del 2,5% según consultoras privadas. Un nivel muy lejos del aumento de los salarios. «
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