Entre la nostalgia por la demolición de un hito histórico del paisaje tolosano, y la expectativa por una inminente reactivación, los históricos talleres ferroviarios de 1 y 526 experimentan por estos días el inicio de su “refundación”. De los robustos galpones fabriles diseñados por Otto Krause como núcleo del predio a fines del siglo XIX ya queda apenas un par de fragmentos de fachada, mientras avanza a pasos acelerados el reciclaje del lugar en un depósito para estacionamiento de los trenes eléctricos, administración, limpieza y mecánica ligera.
Destinados a locomotoras, los talleres originales fueron construidos entre 1885 y 1940 en un enorme terreno comprendido entre las calles 520, 528, 115 y 3 que también incluye la estación de Tolosa e instalaciones auxiliares. A partir de los años ‘60 del siglo pasado, padecieron la misma declinación, el mismo saqueo y abandono de todo el sistema ferroviario, hasta quedar prácticamente en ruinas.
Ahora, con una inversión de unos 970 millones de pesos, el Ministerio de Transporte de la Nación los convertirá en el “Taller de Alistamiento y Depósito Tolosa”, obra cuya ejecución completa demandaría dos años.
Adjudicados a las empresas Eleprint, Esuco y Supercemento -según se informó oportunamente desde la comuna local-, los trabajos en marcha contemplan la construcción, el montaje, el tendido y el acondicionamiento de varias hectáreas de galpones, playas de maniobras y oficinas.
Sobre las ruinas de los antiguos tinglados se levantarán catenarias, muros, tableros, salas de informática y sistemas, plataformas de lavado -automatizado y manual- e inspección, playa de estacionamiento para vehículos, planta de tratamiento de efluentes, laboratorios, pañol y talleres de tornería y pintura.
Allí se llevarán a cabo el lavado, el mantenimiento mecánico, eléctrico y electrónico y el estacionamiento de todas las formaciones eléctricas que servirán al ramal Vía Quilmes de la línea Roca.
En el plano comunitario y patrimonial, el proyecto elaborado por la Unidad de Investigación y Desarrollo en Ingeniería Civil (UIDIC) de la UNLP -que también diseñó el futuro paso bajo nivel de 1 y 32- prevé la continuidad de las actividades culturales, deportivas y museísticas que hoy se llevan a cabo en los talleres. De los antiguos muros a los que Otto Krause les puso su sello, quedará parte de las fachadas, que hoy pueden verse solitarias desde los trenes que pasan por los andenes de Tolosa y serán sometidas a tareas de restauración. También se conservará el imponente y deteriorado “tanque-mirador”.
Por lo demás, dejará de existir la mesa giratoria existente, que se halla enclavada a la altura de 3 y 524, donde se abrirá la entrada de coches hacia una playa de estacionamiento con capacidad para más de un centenar de vehículos. Se calcula que al menos cien operarios calificados trabajarán en el lugar.
Dentro del enorme galpón de 13 mil metros cuadrados y 250 metros de longitud que reemplazará a la antigua nave industrial, habrá cinco vías “de alistamiento”, flanqueadas por pasarelas elevadas y dotadas de fosas a lo largo de todo su recorrido, donde los trenes eléctricos de fabricación china serán inspeccionados antes de su salida al circuito de servicio.
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