martes, 12 de septiembre de 2017
#TrenSarmiento: Denuncian que Iecsa, Comsa y Odebrecht pagaban coimas a testaferro de Jaime
Continúan apareciendo investigaciones que demuestran como el grupo económico de la familia Macri se benefició con la gestión del Gobierno anterior.
Tres de las cuatro empresas que integran el consorcio que ganó el proyecto para soterrar el tren Sarmiento le pagaron coimas durante años a Vázquez, el testaferro de Jaime.
Según La Nación, un cruzamiento de mails reveló que Manuel Vázquez comenzó a recibir pagos meses antes de que el Gobierno llamara a licitación por esa obra.
Las firmas comprometidas en el pago de coimas incluyen a la constructora Iecsa -por entonces en manos de Franco Macri-, a la firma especializada en obras ferroviarias Comsa y al gigante brasileño Odebrecht.
A cambio de ese dinero, Vázquez les adelantó información sobre los proyectos del Ministerio de Planificación, les envió copias de resoluciones y convocatorias.
Además, Iecsa había aparecido junto a Techint, Esuco y Electroingeniería, entre otras, en un texto del escritor Jorge Asís sobre los sobreprecios, favoritismos y disputas en el reparto de la obra pública kirchnerista. Vázquez se lo envió a Calcaterra, también citado en ese texto, con la sugerencia de extremar la cautela para evitar “investigaciones indeseables” de la prensa.
Si bien Iecsa asumió el rol protagónico ante el Gobierno kirchnerista a la hora de pujar por el contrato para el soterramiento, antes y después de que Franco Macri cediera el control de la constructora a Calcaterra, a medida que mejoraba su relación con Odebrecht, Vázquez se distanció de Iecsa.
En agosto de 2008, Iecsa firmó el acuerdo formal de unión transitoria de empresas (UTE) para el soterramiento del Sarmiento junto a Odebrecht, Ghella y Comsa, que para entonces también le pagaba US$ 1000 a Vázquez por mes.
Parece que cuando se trata de los negocios de la patria contratista, se acaba la famosa “grieta” de la que hablan macristas y kirchneristas.
Cabe destacar que estos negociados aluden a lo que más tarde fue el mismo el escenario de la masacre de Once, un crimen social que reveló hasta dónde podían llegar los negociados y la desidia de políticos y empresarios.
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